Frascos inigualables llenos de historia (Parte I)

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El perfume está tan presente en la historia humana, como cualquier héroe o leyenda. 

Parece que fue en el Próximo Oriente, hacia el 7.000 a. de. C., que remontan los primeros objetos considerados como recipientes para perfumes y cosmética. Los egipcios atribuían a los perfumes un uso tanto religioso como cosmético y, para conservarlos, creaban frascos delicados y llenos de belleza tallados en mármol o moldeados en loza.

Una tradición que pervive en el tiempo, gracias a diseñadores contemporáneos que han dado forma a botellas únicas, consideradas verdaderas obras de arte. 

¿Cuál es el origen de los frascos de perfume más icónicos?

– J’adore, de Dior

Este frasco de curvas sensuales, ideado por el diseñador de joyas Hervé van der Straeten, se inspira en los inicios de la firma y resalta la elegancia, el porte majestuoso y la silueta estilizada de la mujer Dior.

Emulando un vestido de alta costura, celebra la inspiración de los collares masai y padaung utilizados por John Galliano en colecciones emblemáticas que evocan a Kenia y Birmania.

“Cuanto más pienso, más veo un frasco con forma de cuerpo femenino, a través de la mirada de un artista abstracto, o como una escultura morisca. Me parece lo más atractivo”, señala el diseñador.

– Nº5, de Chanel

Uno de los perfumes más famosos de todos los tiempos, creado en 1921 por el legendario perfumista Ernest Beaux para Coco Chanel.

Su sobrio y minimalista frasco es obra del diseñador Jean Helleu, cuyo objetivo era dejar todo el protagonismo al líquido de su interior.

Se dice que, para crear el frasco, se inspiró en los frascos que Arthur Boy Capel (el gran amor de Coco) guardaba en su neceser. Su tapón tallado en forma de diamante está inspirado en la Place Vendôme, donde se encuentra el Hotel Ritz, vivienda habitual de Coco Chanel.

– Opium, de YSL

Creada por los perfumistas Jean Amic y Jean-Louis Sieuzac, esta fragancia fue concebida en 1977 en homenaje a Oriente.

Su frasco se inspira en el inrō japonés, una pequeña cajita que se cuelga del cinturón del kimono de los samuráis. En ella se cargaban especias, hierbas medicinales y, a veces, opio. Una sustancia que da nombre a este perfume icónico de Yves Saint Laurent.

La botella luce un acabado lacado opaco que permite apreciar, a través del vidrio, una breve visión que oculta en su interior. Todo un hito para los códigos establecidos de la época.

– Classique, de Jean Paul Gaultier

El iconoclasta diseñador eligió la sensualidad del torso femenino para lanzar al mercado Classique en 1993.

Su distintivo frasco, que reproduce el cuerpo encorsetado de una mujer, es un homenaje a la abuela materna de Jean Paul Gaultier. Reproduce fielmente un elemento fundamental en la identidad del modisto: el seductor y sensual corpiño.

Creado por el perfumista de Grasse Jacques Cavallier, la botella originalmente estaba adornada con un corsé de cobre. El frasco se presenta protegido en una lata de metal, como alusión a los primeros años de Gaultier, en los que creó pulseras con latas.

– Shalimar, de Guerlain

El primer perfume oriental de la historia fue un tributo a la historia de amor entre el emperador Shah Jahan y su esposa Mumtaz Mahal. Los jardines de Shalimar fueron el refugio de su pasión y de ellos toma nombre el perfume.

La fascinación de Jacques Guerlain por esta leyenda le llevó a crear esta obra maestra olfativa en 1921. El frasco, producido por Baccarat, representa un estanque que puede admirarse en los jardines de Shalimar.

Por primera vez una fragancia se adornaba con un tapón colorido, de un tono azul oscuro que evocaba las noches estrelladas de la India.

Todos ellos diseños que han marcado historia y versiones que han ido actualizándose a lo largo de los años. Frascos elegantes y femeninos que denotan pasión por el oficio. 

¿Cuál de estos icónicos frascos es tu preferido? ¡Cuéntanos! 👇

Fuente: https://www.revistavanityfair.es/galerias/frascos-de-perfume-famosos-chanel-n5

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